Creo que nunca les había hablado a detalle sobre este libro de Alma Delia Murillo, aunque fuera de redes es uno de esos que siempre recomiendo. Hoy tengo ganas de contarles más de él.
La cabeza de mi padre es un memoir que aborda la historia de Alma, quien creció con una madre autónoma y un padre que “se fue por los cigarros”. Todo esto me vino a la mente después de escuchar un episodio de un podcast titulado "Mi relación con papá". En él, seis mujeres comparten sus vivencias con sus padres, lo cual, aunque doloroso, es también enriquecedor. El tema de la paternidad está siendo cada vez más discutido, lo analizamos más y más, pero no estoy segura de hasta qué punto estamos haciendo el trabajo necesario para entender realmente a los padres.
En La cabeza de mi padre, nos vemos reflejados todos y todas, porque, al menos en Latinoamérica, los hombres han tenido siempre el derecho a lo que Alma llama el "aborto en vida". No es algo que se cuestione demasiado, pero es real: los hombres abandonan a sus hijos y nadie dice nada. Esta es una historia que hemos visto repetirse una y otra vez, donde las mujeres son las que se quedan al frente, cargando con los hijos, la casa y su propia superación.
Aunque enfrentar esta realidad es doloroso, Alma Delia logra darle un sentido poético a su historia. Porque podríamos quedarnos con el enojo, vivir con las defensas altas y los muros infranqueables que nos protegen de todo. Pero, ¿para qué? Su libro nos muestra cómo, en lugar de quedarse atrapada en el resentimiento, su familia se fortaleció. Surgió lo que hoy llamamos sororidad, no solo entre sus hermanas y ella, sino también con su madre. Alma, como la más joven de la familia, fue testigo de cómo todos crecían a su alrededor y siguió su propio camino.
El amor incondicional de su madre es un tema constante a lo largo del libro. Todas las veces que estuvo ahí para sus hijas, incluso después del accidente con el tranvía, cuidándolas sin descanso. Y hasta el día en que Alma decide buscar a su padre, su madre la acompaña en esa búsqueda, demostrando una vez más el lazo profundo que las une.
Este amor incondicional, ya sea entre hermanas, amigas o madres, es lo que creo que todas experimentamos de alguna manera, ya sea con lazos de sangre o con aquellos que elegimos crear. Donde hay amor incondicional, ahí es donde pertenecemos.
Al final, lo que más me quedó de La cabeza de mi padre es la idea de que nuestra identidad no depende de quienes nos traen al mundo, sino de lo que hacemos con lo que tenemos, lo que vivimos y cómo decidimos construirnos cada día. Atravesar el dolor del abandono o la incertidumbre es una experiencia única para cada una de nosotras. Y lo escribo en femenino porque, al menos en mi entorno, son las mujeres quienes más abiertamente trabajan estos temas que tanto duelen.
Lo que importa es quiénes somos y cómo decidimos construirnos cada día. Un padre presente solo económicamente, pero ausente emocionalmente, no es tan diferente de uno que abandona por completo. Este libro es una lectura que nos mueve, que nos lleva a cuestionarnos y empatizar con quienes nos rodean. O al menos, eso fue lo que me pasó a mí.
Espero que, después de esta reseña, se animen a leerlo. Es un libro que nos invita a explorar y enfrentar aquello que nos duele y que a veces preferimos no ver.
Un abrazo,
Nat
Tengo muy pendiente este libro 😮💨