rituales.
escribo esto mientras escucho un cover.
escribo esto mientras evito dormir.
Ayer alguien me dijo que estamos hechos de rituales. Cada rutina que seguimos, cada día que vivimos, llenamos de pequeños actos significativos: nuestros rituales.
Este es el mío, mi ritual de fin de año. No sé si es un ritual de despedida o de bienvenida, porque en él conviven ambos.
Me quedo con lo que aprendiste, con lo que viviste, con lo que dejamos atrás. Habitamos el mismo cuerpo, compartimos memorias y propósitos, pero ya no somos los mismos.
Es un ritual largo, una evolución que me permite escribirte desde nuevos espacios, nuevos caminos, y las incomodidades que trajeron consigo.
Todo eso me permite ser.
Como un ritual antes de un viaje: maletas, reservas, pasajes; la anticipación al llegar a un aeropuerto, un nuevo destino, y la incertidumbre de lo desconocido.
Es el mismo ritual año con año, y, sin embargo, nunca igual.
Me habitas tú, y todas mis versiones pasadas, pero solo contigo quiero llevar este ritual.
La constante del ritual no está en su orden ni en su momento. Está en el intento de buscar palabras suaves, adecuadas, acertadas, para ti.
Porque todo inicio es también el ritual de una pequeña muerte. Y está la incertidumbre de no saber quién llega, quién se queda, y quién se va.
Pero siempre hay un ritual de recibimiento para quien llega: limpiar el espacio, liberar lo bloqueado, quemar lo que no suma.
Mover energía, consagrar, intencionar, dar propósito y hacer.
Este ritual es mi forma de cerrar el ciclo,
de abrirme a lo que sigue,
y de agradecer lo que fue.
Gracias por ser parte de este recorrido,
por habitar este espacio conmigo,
por acompañarme en este nuevo comienzo.
Nos vemos en el próximo viaje. 🌟